La comunicación no verbal es el lenguaje de nuestro cuerpo que no depende de las palabras que decimos. El cuerpo puede transmitir un mensaje distinto al que comunicamos oralmente, el discurso podemos prepararlo pero el lenguaje corporal es mucho más difícil si no se sabe lo que significan ciertos gestos, posturas o comportamientos.
A la hora de transmitir correctamente un mensaje, debemos acompañar las palabras con una comunicación no verbal que se corresponda con la situación. El lenguaje corporal se manifiesta en varios aspectos y debemos de tener en cuenta cómo controlar ese lenguaje y cómo interpretar el de nuestro interlocutor.
La mirada es uno se los elementos clave en el lenguaje corporal.
Por regla general, cuando una persona está escuchando atentamente, mira a los ojos de la otra persona de forma continua. Distinto es el caso del que habla, hablar fijando la vista insistentemente en el que nos escucha puede resultar agresivo o intimidatorio, por eso debemos alternar el fijar la mirada sobre nuestro oyente y sobre otros elementos del entorno.
Los gestos de la cara también son importantes ya que pueden denotar el estado de ánimo de la persona. Un gesto cordial, incluso la sonrisa, predispone a la relajación de la situación y a que la comunicación sea más fluida. Todo lo contrario que un gesto serio que puede producir tensión o desconfianza.
El lenguaje de las manos también es interpretable, una mano relajada enfatiza el lenguaje verbal mientras que los movimientos de las manos pueden ser síntoma de nerviosismo.
De la misma manera una postura corporal relajada indica un estado de ánimo tranquilo mientras que si forzamos el cuerpo o nos inclinamos hacia el interlocutor manifestaremos una actitud agresiva o negativa.
El tono de voz y la dicción también es importante, con la voz se puede persuadir, tranquilizar, ofrecer confianza, … pero también ofender, preocupar, crear mal clima, etc. Debemos evitar expresarnos con monotonía, agresividad, desinterés o cansancio. El tono viene dado por la modulación, más aguda o más grave, por la velocidad, la entonación, el ritmo o las pausas.
Al final el cuerpo se expresa y emite señales sobre cómo decimos las cosas y no tanto sobre lo que decimos. Por eso el mensaje oral debe de ir acompañado de un mensaje corporal acorde con lo que queremos transmitir, si ambos son contradictorios no conseguiremos hacer que la persona que tenemos enfrente nos entienda o nos crea