El límite de atención de una charla es de 20 minutos
¿Existe eso que llaman Un Minuto de Sabiduría?
Por supuesto que existe”, replicó el Maestro.
Sería mucho más provechoso si hablases durante 20 minutos y el resto del tiempo lo dedicases a responder preguntas del público o a hacerlo participar de alguna manera que ayude a fijar la idea nuclear de tu discurso.
Los cambios periódicos mantienen los niveles de atención
“Pero un minuto, ¿no es demasiado breve?”
“Al contrario. Es cincuenta y nueve segundos demasiado largo.
—Anthony de Mello, “¿Quién puede hacer que amanezca?
En esos cambios periódicos puedes utilizar multitud de elementos diferentes: un vídeo, una historia, una anécdota, un ejemplo, una demo, un experimento con el público, preguntas que hagan participar a la audiencia, etc. Usa tu imaginación.
Eso sí, hagas lo que hagas, el objetivo no debe ser simplemente distender el ambiente o recuperar la atención perdida, sino que el elemento utilizado debe guardar relación integral con el tema de la presentación. Tu objetivo es comunicar un mensaje y que sea comprendido y recordado, no entretener como un monologuista cómico. Si eliges bien el momento y el contenido de los cambios, no sólo ayudarán a mantener los niveles de atención, sino a aumentar la comprensión de las ideas expuestas.